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Lo que pienso, lo que leo, lo que dicen, lo que deduzco e induzco, lo que imagino, lo que noto, lo que oigo, lo que veo, lo que sé y lo que no sé sobre la voz y la comunicación.

domingo, 22 de febrero de 2015

El arte de hablar rápido.


ταχύς (veloz) + λαλία (habla) = TAQUILALIA


Hablar rápido no es un problema, el tempo de los acontecimientos, de los medios de transporte, del intercambio comunicativo, del acceso a cualquier información y, en definitiva, de buena parte de cuanto nos rodea, está muy lejos de ser pausado. ¿Por qué debería el habla demarcarse de las circunstancias en las que acontece?


La única razón que justifica los reparos es el riesgo de que la velocidad llegue a comprometer el sentido del hablar, es decir, que el habla se vuelva tan rápida que el discurso se vea transformado en una emisión atropellada de sonidos ininteligibles, o difícilmente inteligibles para el oyente. 
Hablar rápido puede ser una habilidad y no un problema, siempre y cuando la comunicación no se vea entorpecida. 
Hablar rápido y ser entendido exige, en primer lugar, estar en buena forma articulatoria, sólo unos músculos ágiles son capaces de moverse a velocidad de vértigo sin perder precisión. (Se dice que la lengua puede llegar a realizar 650  movimientos por minuto en un tempo no acelerado.) (En una entrada anterior recojo diversos ejercícios destinados a la agilización de los órganos articulatorios)

Pero también exige ser capaz de mantener las variaciones melódicas, rítmicas, y acentuales que nutren al lenguaje y lo hacen más "apetecible" al oyente.  Cuando la velocidad no permite que esos componentes sean variados y acordes con el sentido, el habla puede  perder buena parte de su razón de ser, porque un discurso monótono y formalmente atropellado, aunque la articulación sea clara y el tempo sea rápido, no facilita la escucha, por muy buena voluntad que el oyente ponga. 

Cuando se dan esas circunstancias, recomiendo abordar la taquilalia desde dos focos:
    
ACTUACIONES SOBRE LA FORMA:
  •  Ejercitar la duración de los fonemas. (Por ejemplo, jugar a que cada vez que aparece la /m/ su tiempo de emisión ha de doblarse.)
  • Emisiones en las que cada acento de palabra se acompañe de un golpe y de un marcado aumento en tono/intensidad.
  • Dibujar con el gesto la curva melódica que se va emitiendo.
  • Y, en general, todo tipo de ejercícios que llevan a tomar conciencia de los elementos prosódicos que se están empleando. 
ACTUACIONES SOBRE EL FONDO:
  • Trabajar sobre los acentos enfáticos decididos previamente, y aplicando sobre ellos los diversos modos que existen para marcarlos ( tempo, tono, evocación fonética, redundancia... )
  • Asociación de la sintaxis con el gesto. Parto de una gestualidad exagerada que luego se va reduciendo, incluso hasta desaparecer, pero que deja el poso de la estructura del discurso.





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lunes, 9 de febrero de 2015

¿De qué nos informa un cuerpo?




5 Pistas para escuchar el lenguaje corporal:
Ninguno de los gestos, maneras o posturas (me parece muy clarificadora esta clasificación de Poyatos) se puede interpretar  de manera aislada. Cada elemento del lenguaje corporal solo es significativo cuando se lo lee a la luz del contexto situacional y verbal en el que se produce, con el conocimiento del repertorio habitual del emisor  y en relación con  las respuestas gestuales previas y posteriores al gesto a estudiar.
Por eso si se pretende hablar del lenguaje corporal con cierta seriedad y sin circunscribirlo a la interpretación de un caso concreto, sólo cabe plantear las claves generales de lectura y no las de cada gesto, manera o postura. 

Algunas de esas claves generales podrían ser siguientes:

1. Amenaza vs Cortejo. Muchas de nuestras respuestas corporales obedecen a dos tipos de situaciones, aunque con múltiples variantes, aquellas en las que sentimos amenaza y aquellas otras en las que nos sumergimos en el cortejo.
Ante las primeras respondemos de tres modos diferentes: ataque, huida o paralización.  Estas tres clases de respuesta no sólo no son excluyentes, sino que muchas veces se manifiestan de manera simultánea.
Los distintos segmentos corporales pueden mostrar distintas posibilidades de reacción,  la mirada puede atacar, huir o paralizarse quedándose clavada en cualquier elemento, al tiempo que manos y brazos  pueden optar por crisparse, inmovilizarse o esconderse y lo mismo con nuestras extremidades inferiores o, de manera más evidente, con la gestualidad facial.  Es más, dicha opción de respuesta ni siquiera tiene porqué ser estable y de hecho podemos ir pasando de unas a otras en poco tiempo. Por ejemplo, pensemos en una discusión en la que nos sentimos atacados, nuestra respuesta podría incluir una respuesta verbal contundente (ataque), al tiempo que nuestros brazos se cruzan (paralización) y nuestros pies apuntan hacia la puerta ( huida)
En las situaciones de cortejo nuestros códigos incluyen la exhibición y el acercamiento progresivo. El cortejo no solo implica las situaciones en las que podamos tener interés sexual, sino también todas aquellas en las que queremos atraer, llamar la atención o interesar al otro, para convencerle, persuadirle, rebatir, ser aceptados... 
A lo largo del día nuestras interacciones probablemente transcurran de unas respuestas a otras y de un tipo de situación al otro sin que apenas nos demos cuenta.  

2. Somos los únicos mamíferos que se relacionan con sus órganos vitales expuestos. La prioridad de nuestro organismo es mantenerse vivo y en segundo lugar reproducirse, y en eso tiene un papel decisivo que mantengamos íntegros nuestros órganos vitales y genitales, lo que determina  que muchas de las conductas que realizamos se dirijan hacia la protección o exhibición de dichos órganos.  Lógicamente, en situaciones de amenaza tenderemos a protegerlos (tapar, tensar, tocar…), mientras que en las situaciones no sólo de cortejo sino en las que intentemos mostrar que no sentimos amenaza las mostraremos (actitud abierta, distensión…),dando a entender al otro que nos sentimos seguros.

3. Todos tenemos un cuerpo cincelado por nuestra historia. Sus inscripciones no siempre son evidentes ni fácilmente descifrables, pese a que se exhiban sin pudor en cada una de nuestras formas.  El cuerpo habitual es el contexto estable en el que se sitúan las respuestas de las que venimos hablando y su importancia es decisiva para determinar qué es o qué no es significativo en el momento de la interacción. 

4. En la construcción corporal o en la escucha de los otros cuerpos todos los segmentos son igualmente importantes. Pies, piernas, rodillas, apoyo de la pelvis, tórax, brazos y manos, cuello, cabeza, labios, ojos y cejas.

5. Si adoptamos la forma del cuerpo que queremos conocer obtenemos una doble ventaja: lanzamos un mensaje de tranquilidad a nuestro interlocutor, que inconscientemente sentirá que no somos una amenaza, y además nuestro cerebro leerá  el estado muscular y nos dará claves de lectura.


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