Del cuerpo a la voz (y viceversa)
La resultante sonora de cada cuerpo es exclusiva. Mientras que las semejanzas en procesos como la digestión o la respiración son mucho mayores que las divergencias, en la producción de la voz, pese a servirse de los mismos órganos, ocurre drásticamente lo contrario, hasta tal punto que se habla de “huella vocal” (Le Huche) en el mismo sentido que de huella dactilar, es decir, como indicador de un solo individuo.
Existen ciertas "particularidades" del proceso de fonación que pueden dar luz sobre esta exclusividad:
- El desarrollo de la función vocal está condicionado al desarrollo de la función auditiva, un organismo que no escucha es un organismo que no emite. Afortunadamente ya hace mucho tiempo que se dejó de asociar la sordera con la mudez. Ahora sabemos que aprendemos a producir voz, estimulados por la repetición de aquello que escuchamos. La variedad de estímulos sonoros a los que se somete un individuo incide sobre el tipo de sonidos que este individuo producirá.
- De lo anterior se deduce que las variables “audibles” de la cultura (tanto el idioma, como factores de índole social, educativo, histórico…) incidirán en el tipo de voz de los individuos particulares.
- Cuando nacemos nuestro genoma se asegura de que los dispositivos necesarios para la supervivencia del individuo y de la especie se activen, aunque estos patrones de respuesta estén estereotipados (ver Damasio) conforme la vida transcurre el aprendizaje produce una modulación tanto del momento en que se disparan como de su ejecución.
- Esta ejecución de los dispositivos de respuesta automática implica procesos metabólicos, reflejos básicos y respuestas del sistema inmunológico que no son visibles, aunque sí lo son los comportamientos que a partir de ellas se desencadenan: cambios musculares o respiratorios. Constituyen la base de las emociones y aunque me ocuparé de las relaciones voz/emoción en otra entrada, nos interesan ahora en cuanto nos informan de que el organismo va modulando, en función de las experiencias de aprendizaje, sus modos de respuesta corporal. Estas experiencias son decisivas: la naturaleza tiende a repetir lo que en alguna ocasión ha funcionado.
- El cuerpo se va formando (adquiendo una forma) y de manera simultánea va instaurando patrones generales de respuesta muscular. Es decir, va creando un estilo propio de resolver sus necesidades. Ese estilo se traduce de manera visible en patrones generales relacionados con la mayor o menor tensión muscular. A ese estilo mantenido podemos llamarlo personalidad, carácter, forma de ser…. Es un proceso de construcción corporal, limitado en cuanto a los elementos constructivos, con unas reglas poderosas: el organismo está diseñado para sobrevivir y reproducirse, pero que en interacción con el medio y en funciones no directamente relacionadas con la finaldad básica de los seres vivos, permite una gran variabilidad de respuesta. Es un uso particular del cuerpo que puede verse, pero también oírse a través de la voz.
Resumiendo, la huella vocal es el producto de las diferencias biológicas (genéticas, sexuales, evolutivas) responsables de las diferencias anatómicas, que a su vez obligan a determinados ajustes fisiológicos. Las experiencias de aprendizaje inciden de manera directa en el uso del cuerpo, es decir modulan las relaciones anátomo-fisiológicas. Pero esa modulación no ocurre de manera directa, sino a través de sistemas generales: inmunológico o metabólico. Es decir, las modulaciones afectan al conjunto del organismo. Los patrones conjuntos que han resultado efectivos en algún momento tienden a mantenerse. La huella vocal deja oír el particular uso mantenido del cuerpo.
3000herzios by Carmen Acosta Pina is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, en cuanto pueda te responderé.